La Cámara de Diputados sancionó este miércoles una iniciativa que otorga mayor protección a los consumidores frente a las empresas

La Cámara de Diputados de la Nación sancionó la modificación de la Ley de Defensa del Consumidor por la cual se mejora la posición de los  consumidores frente a las empresas.

La nueva normativa fue aprobada por 197 votos y solo hubo 6 abstenciones.

La iniciativa, que fue impulsada por la ex secretaria  de Defensa del Consumidor, Patricia Vaca Narvaja (actualmente diputada nacional),  ya había contado con media sanción de la Cámara Baja en agosto de 2006 pero al pasar al Senado se  le introdujeron cambios que finalmente  Diputados convalidó.

Del análisis de las modificaciones introducidas se desprende que los consumidores contarán con las herramientas necesarias para poder reclamar por un producto defectuoso o un servicio distinto al que se le ofreció.

Podrán entre otras cosas, rescindir un servicio de la misma forma que lo contrataron. Es decir que si se aceptó un servicio por vía telefónica, no necesitarán concurrir a la sede de una empresa sino que la desvinculación se hará, si así lo prefiere, por vía telefónica.

Este avance de la legislación otorga una valiosa protección a los usuarios que hasta ahora debían realizar engorrosos trámites para concluir una relación contractual con una empresa.

A partir de ahora los usuarios de todo el país tendrán la posibilidad de resolver un conflicto que se le presente con una empresa de servicios o de comercialización de bienes recurriendo a Tribunales Arbitrales de Consumo dentro de la  jurisdicción donde vive.

La normativa también les da a los usuarios el derecho a exigir una indemnización por vía administrativa de hasta 3 mil pesos.

Las multas para ciertos incumplimientos por parte de las empresas llega hasta la suma de 5 millones de pesos.

En cuanto a la garantía obligatoria para bienes durables, la extiende de 3 a 6 meses.

Sobre los bancos, exige que los mismos brinden información detallada sobre los cargos que se cobran evitando las acostumbradas sorpresas de la letra chica y el aprovechamiento de la inocencia o desconocimiento de los usuarios.