La supervivencia de bacterias de la puna podría servir para fabricar cremas reparadoras de la piel
Un equipo de científicos de la provincia de Tucumán descubrió que un grupo de proteínas son la clave para que tres tipos de bacterias sobrevivan en condiciones no aptas para la vida humana en las altas latitudes de la Puna andina.
El hallazgo podría tener aplicaciones tan diversas como cremas reparadoras después de la exposición solar o la producción industrial de alimentos.
Las bacterias estudiadas pertenecen a la categoría de los llamados microorganismos “extremófilos”, porque tienen la capacidad de resistir altos niveles de rayos ultravioletas (UV), sequedad, presión atmosférica y alcalinidad, así como temperaturas extremas, metales pesados y metaloides como arsénico.
La directora del estudio es la doctora Virginia Albarracín, directora del Centro Integral de Microscopía Electrónica (CIME), que depende del CONICET y de la Universidad Nacional de Tucumán (UNT).
Ella junto a otros colegas estudiaron cepas de tres microorganismos aislados de ambientes de la Puna que superan los 3570 metros de altitud: Nesterenkonia sp. Act20, Exiguobacterium sp. S17 y Acinetobacter sp. Ver3. En particular, se concentraron en analizar in vitro su resistencia frente a condiciones extremas, especialmente la función de los sistemas moleculares y fisiológicos que las protegen de la masiva radiación UV.
Albarracín afirmó que las bacterias tienen un sistema muy complejo, sofisticado en distintos niveles, para desplegar respuestas de defensa frente a la radiación. Una vez que llega el estímulo lumínico, los receptores de luz activan reacciones de defensa: son capaces de tolerar más el daño y evitan la exposición mediante sistemas de “pantalla solar”, como pigmentos u otras sustancias químicas.
Destacó que activan sistemas de reparación mediante una batería completa de distintos genes que, como en un concierto, se prenden y apagan de forma altamente coordinada y eficiente para reparar y recambiar las moléculas dañadas, principalmente el ADN.
Aseguró además que se podrían desarrollar cremas que permitan la fotorreparación de la piel, es decir, reparar las alteraciones del ADN producidas por la exposición a la radiación solar.
Albarracín por ultimo remarcó la necesidad de que la ciencia cuente con mayor apoyo para poder avanzar en líneas de investigación que pueden traducirse en servicios útiles para el desarrollo del país.
Del trabajo, publicado en la revista “Photochemistry and Photobiology”, también participaron María Eugenia Farías, Luciano Raúl Portero, Daniel AlonsoâReyes y Federico Zannier, de PROIMI- CONICET; Martín Vázquez, del Instituto de Agrobiotecnología de Rosario (INDEAR); y Wolfgang Gärtner, de la Universidad de Leipzig, en Alemania.
Fuente: Agencia CyTA - Fundación Leloir