A través del “servicio de lavandería” distribuían droga en las cárceles
En las unidades penales X de Melchor Romero en La Plata y XV de Batán, funcionaba una organización narco bajo la fachada de “servicio de lavandería”. Según la investigación, el líder de la banda sería un ex agente del Servicio Penitenciario Bonaerense, que aprovechando su pasado, logró firmar un convenio en las mencionadas unidades.
Cabe destacar que este convenio se daba en el marco del Programa de Reinserción “Incluirse”, y consistía en la explotación del área de lavandería ubicada en el interior de las cárceles, que funcionó desde 2008 hasta abril de 2017.
La firma, a nombre de la madre del ex agente, que permanece detenido, se dedicaba a lavar sábanas y ropa blanca de clínicas privadas, de Mar del Plata y de La Plata, pero al parecer no era la única actividad.
La organización pudo ser desbaratada gracias a la labor del juez Santiago Inchausti y la fiscal Laura Mazzaferri, de la Justicia Federal de Mar del Plata.
Según la acusación, ingresaban estupefacientes para su venta a personas privadas de su libertad, y que además sacaba un gran rédito económico porque no alquilaba local ni pagaba salarios en tiempo y forma a sus empleados, la mayoría detenidos.
Además, desplegaban maniobras para evadir deberes tributarios utilizando un doble sistema de facturación, en el que cobraban cheques por fuera del sistema financiero formal, utilizando intermediarios no autorizados, y entregando facturas apócrifas para ocultar sus verdaderos ingresos.
Tampoco tuvieron que invertir capital, ya que utilizaban de manera exclusiva las instalaciones de los penales, y se aprovechaban de la mano de obra precaria brindada por los internos.
La Fiscalía encuadró los hechos en los delitos de asociación ilícita, lavado de dinero –con el narcotráfico entre los delitos precedentes- e infracciones a la ley penal tributaria.
Para ingresar los estupefacientes, utilizaban el acceso al área de lavandería, ya que por cuestiones funcionales exigía el ingreso de rodados con bolsones de ropa. En estos, ocultaban las drogas que luego serían vendidas a los internos.
Asimismo, el hombre se valió de otras personas que ejecutarían sus órdenes en ambas cárceles, quienes se encargaban incluso de gestionar los pagos de los reclusos.
En algunas oportunidades debía recurrir a otro implicado, quien a través de su financiera descontaría cheques de la empresa en cuestión, como también de otra persona, que facilitó a través de su cooperativa el cobro de cheques que recibió la firma, sin tener que pagar los impuestos que son exigidos dentro del sistema financiero formal.
Fuente: Fiscales.gob.ar