Pandemia en tiempos de escuela
Y un día el mundo tuvo que pararse por un bien mayor, anocheció en Times Square, cesó la furia en Buenos Aires y cada una de las maravillas del mundo recordó lo que era la paz. Al menos estas son las cosas que constantemente nos andan contando, ¿no? Las que siempre son noticia en todos lados para hacernos entender que la cosa va enserio. Pero yo, siendo apenas una adolescente con un pie en la adultez, no siento el verdadero vacío ahí… imagino las aulas vacías, los pizarrones sin estrenar, el patio desierto; he ahí el significado de la ausencia en nosotros los alumnos, en nuestro segundo hogar.
Las instituciones escolares tienen muchas fallas, eso es indiscutible, pero les aseguro que la preferimos antes que a esta situación que tan repentinamente llego a los colegios, que no tuvieron más remedio que caer en el internet como único medio de comunicación con sus estudiantes, algo que para algunos puede ser útil, pero para muchos otros una problemática que pone en juego el ciclo escolar cursante.
Podríamos simplemente calificar la situación como estresante, imagínense: te mandan material teórico y te aburrís por la extensión y el habla rebuscado de los PDF, revisas sin ganas las consignas y no las entendes, los profes no dan soluciones concretas… a la hora de hacer las actividades en sí, ni siquiera sabes si estás haciendo las cosas bien. Y piensen que hay gente a la que esto le es imposible.
Tuve el atrevimiento de entrevistar a una compañera de curso que pasa por esta situación. Ella afirma que al no tener internet en su casa, el recibir y entregar correos es muy difícil por varias razones: el no poder ver las consignas, que muchas veces incluyen videos y/o fotos, no comprender las actividades y tener que preguntar a otros compañeros para no esperar la larga respuesta de la profesora, el hacer el trabajo en concreto, porque algunas veces no queda otra que buscar otras alternativas para realizarlo. Además, sin computadora es mucho más difícil teniendo en cuenta que, al menos nosotros, somos una tecnicatura que depende mucho de los programas de diseño, cualquier trabajo que se relacione a eso sería automáticamente irrealizable.
Por como lo cuento parece que la estamos pasando terrible, pero el hacer las cosas en casa tiene sus encantos. Tenes total libertad sobre tus horarios y cada uno puede manejarse como quiera, contás con ayuda de los profes y los compañeros en todo momento para aclarar dudas (quitando de lado su tardía respuesta), algunos no entran bajo presión y pueden hacer las cosas con mejores resultados, hasta podes dormir cuanto quieras, porque obvio, siempre hay uno al que le enerva tener que madrugar…
Entendemos y respetamos la decisión de suspender las clases porque es por nuestra salud, pero siendo franca esta situación está perjudicando gravemente al nivel educativo de los estudiantes. La situación se dio con tal rapidez que dio poco tiempo, a los maestros de responder y preparar un itinerario, y a los alumnos de acomodarse a las plataformas digitales. Estos dos factores fueron los que causaron los conflictos que hoy se plantean.
La manera más efectiva de solucionar esta situación, es que los maestros puedan hacer un balance entre el adaptarse al nuevo ritmo de los alumnos y tener más paciencia en cuanto a exigencia y tiempo para las entrega de actividades, y el no dejar de ser constante y perder tiempo valioso, ya que en realidad no se está dictando todo el temario correspondiente y es necesario que se sigan dictando las clases, sea el modo que sea.
¿Podrá la tecnología sustituir de manera efectiva a la enseñanza tradicional?
Por Agustina Urcelay