Diputados, cuando todo gasto es recortable menos el salario propio.
Históricamente, el congreso ha sido escenario de grandes conquistas, duros recortes y miles de terribles disputas. Allí, el cuerpo de Diputados ha deliberado (por decirlo en palabras bonitas, a ser sinceros hemos visto luchas dignas del coliseo romano allí dentro) presupuestos, proyectos de ley, reformas, entre otras cosas.
En este último tiempo, hemos sido testigos de un nuevo “recorte” (que podría tener beneficios a futuro o no, cosa que no es mi intención analizar en esta oportunidad) a los ingresos de los jubilados. Otra vez, como en todos los gobiernos, a los más vulnerables de nuestro escalafón social le meten la mano en el bolsillo.
Sin embargo, como dije previamente, no es mi intención entrar en los detalles técnicos ni los cálculos de la reforma previsional; si no plantear lo que por ahí muchos de ustedes consideren un “dilema ético”.
Los diputados y senadores, dentro de sus facultades, poseen la de aumentarse y/o modificarse sus ingresos mensuales por las labores prestadas a la Nación, dicho en criollo, pueden decidir cuanto cobraran cada mes.
Hoy en día, un diputado está cobrando, como mínimo, cerca de los 90 mil pesos; e incluso algunos logran alcanzar el monto de 120 mil. A toda esta cuenta falta, por su puesto, sumarle los viáticos (viajes y hospedajes en el interior y exterior del país, asistencia a convenciones y eventos de índole político, etcétera) y algún que otro numerito a favor más ¿Quien pudiera manejar su propio sueldo no?
Es decir, un diputado que maneja su propio sueldo (algo casi inexistente en cualquier trabajo) es quien termina decidiendo, una vez más, recortar las jubilaciones para disminuir el déficit fiscal que nuestro país arrastra hace ya varios años. Pero déjenme decirles que desde que yo tengo conciencia, nunca escuché ninguna propuesta ni proyecto de ley que tenga la intención de bajar los sueldos de los parlamentarios. Claro, bajarles la jubilación a nuestros ancianos es sencillo, total, dudo que la abuela de ningún diputado (si todavía se encuentran entre nosotros) esté pasando las complicaciones que tiene hoy en día un jubilado promedio, que debe vivir un mes con miserias.
Obvio, la plata ajena tocarla es fácil. Ahora, meter mano en la lata propia, eso sí que parece ser una proeza digna de los dioses griegos.
Guido Robertazzi Matilla
19 años - Egresado del Colegio La Salle
Colaborador de Espacio Joven – Sección del Expreso Judicial abierta para que los jóvenes puedan expresar sus opiniones.