Un Tribunal de Neuquén, integrado por los jueces Federico Sommer, Liliana Deiub y Héctor Rimaro, otorgó salidas laborales a un hombre de apellido Soñé, quien fuera condenado a 30 años de cárcel en el 2004, por el abuso sexual y tortura, seguidos de muerte, del hijo de su pareja, de tan solo 3 años de edad.

Este hecho aberrante sucedió en el 2002 cuando el niño llegó al hospital con varios de sus miembros y órganos internos desgarrados. Se comprobó que estaba destruido por los golpes recibidos y que habían abusado de el.

Por este crimen, también fue  condenada la madre a 16 años de prisión, ya que ignoró los síntomas de una peritonitis. En este sentido, las sospechas apuntan a que dicha enfermedad derivó además de una agresión de su padrastro.

El hombre fue descripto por los psiquiatras del Gabinete Técnico Criminológico como "un psicópata perverso que no estaba apto para volver a la sociedad". Asimismo, se advirtió que el hombre es "un pedófilo con componentes sádicos".

Frente a esta advertencia, el tribunal sostuvo que el informe no era del todo acertado, por lo que autorizó a Soñé a realizar salidas laborales.

La noticia, ni bien tomó estado público a través de distintos medios de comunicación y en las redes, tuvo reacciones adversas y fuertes cuestionamientos hacia la decisión judicial porque no se tomó en cuenta los informes médicos que desaconsejaban esas salidas  y porque no se pensó en ese pobre niño cuya vida quedó trunca.