Falta seriedad
Luego de los empates frente a Uruguay y Venezuela por las eliminatorias, la Argentina se encuentra en una situación complicada, de cara a la clasificación al mundial de fútbol en Rusia 2018. Con apenas 24 unidades logradas, sobre 48 posibles, y en zona de repechaje, la selección deberá enfrentarse ante Perú y Ecuador, para redimir esta situación, y garantizarse una plaza en la ansiada Copa del Mundo.
Mucho se habla de que los mayores culpables de esto son los jugadores, que no parecen dejar todo en la cancha, como si lo hacen con la camiseta de sus clubes. Otros cuestionan al técnico, su sistema de juego, el equipó que paró, el show que monta mientras dirige, y demás críticas. Algunos creen que somos “Messi-dependientes”, otros piensan que desaparece en los partidos. En fin, las variadas justificaciones posibles, que uno le puede dar a este momento que transita la selección de nuestro país, son muchas.
Pero poco se habla de lo que pasa detrás de todas estas cuestiones. Poco se habla de que hay una dirigencia actualmente, que en vez de estar preocupándose por temas más serios, considera fundamental discutir si jugar con Perú en el Monumental, o en la Bombonera. Poco se habla de que en los últimos 13 años, pasaron por el cargo de director técnico 9 personas diferentes, por ejemplo.
Detengámonos por un momento, en un paradigma ejemplar de selección, y actual campeona del mundo, Alemania. El inicio de su gran proyecto; que los llevo a ser campeones en la Copa del Mundo de Brasil 2014, campeones de la Copa Confederaciones 2017 (y con un equipo que no superó la media de 24 años), y campeones de la Eurocopa Sub-21; tuvo su comienzo en el año 2000. Se jugó la Eurocopa que tuvo lugar en Bélgica, y los Países Bajos. Alemania quedó última en fase de grupos. Una decepción tan pero tan grande, que fue el punto de giro en esta historia. Los dirigentes de la Federación Alemana, y de la Bundesliga, tomaron las medidas necesarias para encauzar el rumbo de este gigante europeo. En primer lugar, quedaría prohibida la participación de alguno de los equipos en la Bundesliga, que no invirtiera dinero en sus divisiones de base. “Sin profesores formados, resulta imposible conseguir resultados. Antes cualquier jugador profesional que triunfaba en un equipo pasaba a entrenar a los Sub-17, sin formación ni conocimiento”. Así declaraba Robin Dutt, director deportivo de la Federación, y por lo cual mantener un estilo de juego, y hacer hincapié en la formación de entrenadores, fue otro de los grandes cambios. A pesar del subcampeonato del mundo en el Mundial Corea-Japón de 2002, el énfasis seguía estando en las selecciones Sub-17, Sub-19 y Sub-21. Así es como al día de hoy, la selección mayor podría formar hasta cuatro equipos de un nivel superlativo, para disputar cualquier partido, frente a cualquier selección. Otro dato curioso, es que el entrenador nacional, Joachim Löw, está al mando hace más de 11 años, denotando la estabilidad que pretendían los alemanes desde un principio.
Paradójicamente, Marcelo Bielsa, José Pékerman, Alfio Basile, Diego Maradona, Sergio Batista, Alejandro Sabella, Gerardo Martino, Edgardo Bauza, y Jorge Sampaoli, son todos los técnicos que como bien mencionamos anteriormente, han pasado por el banco del seleccionado nacional, desde el 2004. Nuestra selección Sub-20, viene de cosechar un fracaso rotundo en el último mundial, quedando fuera en la fase de grupos, cuyo técnico en ese momento, Claudio Úbeda, había sido elegido de manera bastante extraña, ya que no había presentado ningún proyecto para dirigir a las juveniles. Y hoy, Pablo Aimar es el DT de la Sub-17, mientras que Diego Placente es el DT de la Sub-15, ambos sin ningún tipo de experiencia previa, al mando de dirigir clubes. La posibilidad de formar cuatro equipos titulares, que puedan hacerle frente a cualquier potencia futbolística, es totalmente inexistente, a tal punto que no se llega a formar ni dos equipos capacitados para ello. La generación de Messi, Agüero, Higuain, Di María, Mascherano, Romero, entre otros, en algún punto se va a terminar, y el recambio no parece ser suficiente. Y hubo momentos donde se podría haber tomado un giro radical como el de Alemania, tal como quedar eliminados en fase de grupos en el Mundial 2002, y quedar afuera en Cuartos de Final en Alemania 2006, Sudáfrica 2010, y en la Copa América disputada en nuestro país, en 2011.
Y sí, es cierto que también tuvimos actuaciones absolutamente destacadas como la obtención de la medalla dorada en los Juegos Olímpicos de Atenas, en 2004, y de Pekin, en 2008. Ganamos mundiales Sub-20 en 2005 y 2007, cuando recién aparecían Messi y El Kun. Llegamos a más de tres finales de Copa América en la última década, y la más dolorosa de todas, la del Mundial de Brasil 2014, de las cuales lamentablemente salimos derrotados. Pero solo fueron ráfagas. Las buenas y malas actuaciones se van dando constantemente. No hay una regularidad. Las eliminatorias con Maradona las transitamos sufriendo. Con Sabella, las ganamos de punta a punta. Ahora con Sampaoli las sufrimos otra vez. Hay una alternancia constante.
Por eso a mi entender, la falta de alguien que se ponga los pantalones y que realmente pueda darle un carácter más serio al manejo dirigencial que implica la Selección Nacional de Fútbol, es un factor clave, que se ve reflejado en la cancha. Falta un proyecto, que nos encamine al éxito, que con la calidad de jugadores que hay, podría ser enorme. De hecho se han logrado cosas importantes, pero muchas más son las que se perdieron por no fortalecer las juveniles, por no conservar un plantel y una idea en la selección mayor, y por manejarla como si fuese una empresa, donde hoy te contratan y mañana te echan. Lo que corresponde, es que se maneje como un conjunto de futbolistas y entrenadores, capacitados para la competencia, y siempre apostando y contribuyendo a que los jugadores futuros sean cada vez mejores. Así, es como se va a salir adelante. Ahora, dependemos del talento del plantel actual, y del ingenio de Sampaoli en este breve tiempo, para ver a nuestro país en Rusia 2018.